"El príncipe de Gales nos guiaba," contaba una vez la bailarina-cantante Mae Barnes, recordando una visita al castillo de Windsor a comienzos de los treintas, "llegamos hasta un enorme retrato de la reina María. `Qué mujer real', dije. El príncipe asintió con la cabeza y contestó `Sí, creo que hay solamente dos mujeres verdaderamente reales en este mundo, mi madre y Bessie Smith.'”
Bessie nació un 15 de abril, probablemente de 1894, -En los tiempos del nacimiento de Bessie Smith, en Chattanooga, Tennessee, los negros eran tan poco considerados que no se hacía registros, solamente los datos que proporcionó en su certificado de matrimonio fijan la fecha en el año de 1894- hija de William y Laura Smith. Su padre era un trabajador y predicador bautista a tiempo parcial que murió antes que Bessie fuera lo suficiente crecida para recordarlo y antes que tuviera diez años, había perdido también a su madre y a su hermano, siendo cuidada y criada por su hermana Viola, quien se hizo cargo del resto de la familia.
Decía Christ Albertson, “Llamarla ‘Reina de los Blues’, fue obviamente una estratagema promocional, pero después cuando la propaganda publicitaria aumentó vertiginosamente y se convirtió en Emperatriz, nadie lo objetó. Ambos apelativos ocurren haber sido eminentemente convenientes y aún la verdadera nobleza estaba de acuerdo. "El príncipe de Gales nos guiaba," contaba una vez la bailarina-cantante Mae Barnes, recordando una visita al castillo de Windsor a comienzos de los treintas, "llegamos hasta un enorme retrato de la reina María. `Qué mujer real', dije. El príncipe asintió con la cabeza y contestó `Sí, creo que hay solamente dos mujeres verdaderamente reales en este mundo, mi madre y Bessie Smith.'"
"Bessie era una reina”, decía Ruby Walker, su sobrina política. "Quiero decir, la gente la miraba y veneraba como si fuera una reina. Entraba a un salón o salía a un escenario y la gente no podía evitar notarla -era esa clase de mujer fuerte, hermosa con una personalidad tan grande como una casa. No estaba pintada en la pared, ¡no Bessie! Ella le dejaba saber que estaba allí y que no tendría que abrir la boca para hacerlo."
Por supuesto, Bessie llevó consigo su presencia dominante a la sepultura, pero su arte -capturado en una película de 17 minutos y 160 grabaciones de 3 minutos- la ha vuelto inmortal. Por décadas, también vivió en la memoria de aquellos que la conocieron y oyeron, pero estos eran un número decreciente conforme se acercaban el final del siglo pasado.
"No recuerdo jamás una artista en mis largos, largos años, que pudiera provocar la reacción de sus oyentes como Bessie Smith lo hizo," dijo Frank Schiffman que poseía los teatros de Harlem, Lafayette y Apollo, cuando Bessie era titular allí. "Ya sea que hubiera expresiones patéticas en el mundo, cualquier tristeza que tuviera, era llevada a su canto -y el auditorio lo sabía respondiendo a ello. El director de orquesta Sy Oliver recordaba haber visto a Bessie "hipnotizar" y hacer "caminar" a un miembro del auditorio durante una presentación en Baltimore: "Ese hombre estaba completamente fascinado por el canto de Bessie y mientras ella lentamente retrocedía, mirándolo directamente, él la seguía." El baterista Zutty Singleton, que tocó para Bessie en Nueva Orleáns, comparaba sus actuaciones con sermones. "Podía hacer esa clase de cosas", decía, "porque sus canciones eran como himnos de iglesia -de la clase que lo paralizan a uno." El guitarrista de Nueva Orleáns, Danny Barker, estaba de acuerdo: “Si se tiene a alguna iglesia como antecedente, gente que haya llegado del sur como yo, reconocería una similitud entre lo que ella hacía y lo que aquellos predicadores y evangelistas de allí hicieron y la forma en que movían a la gente. Bessie podía producir hipnotismo masivo."
El estilo absorbente de Bessie también influenció a otros cantantes -no sólo a las damas del blues de sus días, sino sin duda, a generaciones de vocalistas que siguieron, desde Billie Holiday hasta Janis Joplin. Era en sus días lo que Aretha Franklin es en el nuestro: la única cantante cuya combinación de talento musical, honestidad artística y buen gusto la separa de todas las otras. No es raro que Aretha, la indisputable reina del soul vea mucho de ella misma en la Emperatriz del Blues. Cuando Bessie empezó a grabar no había micrófonos, sólo una pesada bocina en forma de cuerno que no captaba todos los matices de una ejecución, pero había una cruda sinceridad en lo que preservaba y nunca favorecía. Los avanzados equipos electrónicos de grabación de hoy en día pueden no solamente realzar la voz de un cantante, sino categóricamente engañar y crear la apariencia de talento donde no existe. Ni aún el más sofisticado equipo de grabación puede fingir esas cosas especiales que dan a las ejecuciones de Bessie Smith, Aretha Franklin, Mahalia Jackson - y un puñado de otras cantantes, como Carlos Gardel y Edith Piaf- su calidad duradera. La emoción puede haber dado a Bessie su "título", pero es su verdadero arte -capturado primitivamente, para los niveles de hoy- lo que le permite continuar dejando su marca en las divas del soul y cantantes de cabaret, conforme caminamos el nuevo siglo.
Se sugiere que Ma Rainey fue la mentora de Bessie, la persona de quien aprendió todo lo que sabía, pero el estilo de Bessie contradice esa teoría, como lo hacen los recuerdos de la gente que la oyó cantar en esos años formativos. "Ma Rainey pudo haberle enseñado unos cuantos pasos de baile, o mostrado cómo caminar en el escenario," decía el actor de carácter Leigh Whipper, quien oyera por vez primera a Bessie en 1913, cuando él administraba el teatro "81" de Atlanta, "pero Bessie nació con esa voz y tenía su estilo propio cuando la oí por primera vez en Atlanta. Era sólo una adolescente y obviamente no sabía la artista que era. No sabía cómo vestirse, sólo cantaba con sus ropas de calle, pero era tan natural que podía destruir la presentación de cualquiera. Solamente ganaba diez dólares a la semana pero la gente arrojaba dinero en el escenario y los ayudantes recogían cerca de tres o cuatro dólares para ella después de cada actuación, especialmente cuando cantaba el `Weary Blues' -que era su gran número."
Ma Rainey, probablemente ayudó a Bessie a prepararse para la vida en las giras y pudo haberla introducido en los blues, pero hay consenso general, entre aquellos que experimentaron sus actuaciones, que Bessie tenía su propio estilo para 1913. El venerado compositor de gospels y antiguo acompañante de Ma Rainey, Thomas A. Dorsey, que vendía bebidas suaves en el teatro "81" de Atlanta cuando Bessie por vez primera se aventuró en lo suyo: "Era aproximadamente 1913 ó 1914," recordaba unos cincuenta años después, "y Bessie era ya una estrella por derecho propio, pero ella verdaderamente tuvo su comienzo allí, en el `81', y no recuerdo a Ma Rainey haber obtenido crédito por ayudarla."
Aproximadamente ocho años mayor que Bessie, Ma Rainey, una corpulenta mujer con una sonrisa extrañamente encantadora, con sus dientes de oro, fue la primera cantante femenina de blues que se conoce. "Nosotras, las mujeres, no éramos cantantes de blues en esos días", recordaba Ida Cox, una de las clásicas cantantes de blues, "Ma Rainey, por otra parte, cantaba blues no en el estilo vodevil que las mujeres más tarde adoptarían, sino en la menos pulida, terrenal manera de los juglares o trovadores de blues masculinos que por entonces rondaban por las calle del sur y por los caminos vecinales”.
El teatro "81", sirvió a Bessie como base hogareña mientras viajaba con populares troupe como la Florida Blossoms de Pete Werley y el espectáculo Silas Green, frecuentemente como muchacha del coro. Estaba en la línea del coro en uno de los espectáculos de este último, cuando Irvin C. Miller -uno de los más poderosos productores negros de la siguiente década- la vio por primera vez. "Era una cantante natural, aún entonces", recordaba en una entrevista en 1970, "pero nosotros enfatizábamos la belleza en la línea del coro y Bessie no requería mis niveles en cuanto a lo concerniente a la apariencia. Le dije al administrador que se librara de ella, lo cual hizo." Era la tez oscura de Bessie lo que perturbaba a Miller - esto contradecía su lema: "Glorificando a la Muchacha Morena."
Bessie creció para convertirse en la entretenedora negra mejor pagada de sus días, con ingresos totalizando US$ 2.000 semanales. Eso es una verdadera miseria para los niveles de hoy, pero era considerado una pequeña fortuna en los años veintes, especialmente en el submundo del negocio del espectáculo negro que Bessie abrazaba. Y aunque tenía que pagar de ese dinero los salarios de las presentaciones y otros gastos, la cantidad que podía reclamar como ingreso personal era asombrosa para una mujer que creció en la pobreza más miserable.
Bessie nació un 15 de abril, probablemente de 1894, -En los tiempos del nacimiento de Bessie Smith, en Chattanooga, Tennessee, los negros eran tan poco considerados que no se hacía registros, solamente los datos que proporcionó en su certificado de matrimonio fijan la fecha en el año de 1894- hija de William y Laura Smith. Su padre era un trabajador y predicador bautista a tiempo parcial que murió antes que Bessie fuera lo suficiente crecida para recordarlo y antes que tuviera diez años, había perdido también a su madre y a su hermano, siendo cuidada y criada por su hermana Viola, quien se hizo cargo del resto de la familia.
Decía Christ Albertson, “Llamarla ‘Reina de los Blues’, fue obviamente una estratagema promocional, pero después cuando la propaganda publicitaria aumentó vertiginosamente y se convirtió en Emperatriz, nadie lo objetó. Ambos apelativos ocurren haber sido eminentemente convenientes y aún la verdadera nobleza estaba de acuerdo. "El príncipe de Gales nos guiaba," contaba una vez la bailarina-cantante Mae Barnes, recordando una visita al castillo de Windsor a comienzos de los treintas, "llegamos hasta un enorme retrato de la reina María. `Qué mujer real', dije. El príncipe asintió con la cabeza y contestó `Sí, creo que hay solamente dos mujeres verdaderamente reales en este mundo, mi madre y Bessie Smith.'"
"Bessie era una reina”, decía Ruby Walker, su sobrina política. "Quiero decir, la gente la miraba y veneraba como si fuera una reina. Entraba a un salón o salía a un escenario y la gente no podía evitar notarla -era esa clase de mujer fuerte, hermosa con una personalidad tan grande como una casa. No estaba pintada en la pared, ¡no Bessie! Ella le dejaba saber que estaba allí y que no tendría que abrir la boca para hacerlo."
Por supuesto, Bessie llevó consigo su presencia dominante a la sepultura, pero su arte -capturado en una película de 17 minutos y 160 grabaciones de 3 minutos- la ha vuelto inmortal. Por décadas, también vivió en la memoria de aquellos que la conocieron y oyeron, pero estos eran un número decreciente conforme se acercaban el final del siglo pasado.
"No recuerdo jamás una artista en mis largos, largos años, que pudiera provocar la reacción de sus oyentes como Bessie Smith lo hizo," dijo Frank Schiffman que poseía los teatros de Harlem, Lafayette y Apollo, cuando Bessie era titular allí. "Ya sea que hubiera expresiones patéticas en el mundo, cualquier tristeza que tuviera, era llevada a su canto -y el auditorio lo sabía respondiendo a ello. El director de orquesta Sy Oliver recordaba haber visto a Bessie "hipnotizar" y hacer "caminar" a un miembro del auditorio durante una presentación en Baltimore: "Ese hombre estaba completamente fascinado por el canto de Bessie y mientras ella lentamente retrocedía, mirándolo directamente, él la seguía." El baterista Zutty Singleton, que tocó para Bessie en Nueva Orleáns, comparaba sus actuaciones con sermones. "Podía hacer esa clase de cosas", decía, "porque sus canciones eran como himnos de iglesia -de la clase que lo paralizan a uno." El guitarrista de Nueva Orleáns, Danny Barker, estaba de acuerdo: “Si se tiene a alguna iglesia como antecedente, gente que haya llegado del sur como yo, reconocería una similitud entre lo que ella hacía y lo que aquellos predicadores y evangelistas de allí hicieron y la forma en que movían a la gente. Bessie podía producir hipnotismo masivo."
El estilo absorbente de Bessie también influenció a otros cantantes -no sólo a las damas del blues de sus días, sino sin duda, a generaciones de vocalistas que siguieron, desde Billie Holiday hasta Janis Joplin. Era en sus días lo que Aretha Franklin es en el nuestro: la única cantante cuya combinación de talento musical, honestidad artística y buen gusto la separa de todas las otras. No es raro que Aretha, la indisputable reina del soul vea mucho de ella misma en la Emperatriz del Blues. Cuando Bessie empezó a grabar no había micrófonos, sólo una pesada bocina en forma de cuerno que no captaba todos los matices de una ejecución, pero había una cruda sinceridad en lo que preservaba y nunca favorecía. Los avanzados equipos electrónicos de grabación de hoy en día pueden no solamente realzar la voz de un cantante, sino categóricamente engañar y crear la apariencia de talento donde no existe. Ni aún el más sofisticado equipo de grabación puede fingir esas cosas especiales que dan a las ejecuciones de Bessie Smith, Aretha Franklin, Mahalia Jackson - y un puñado de otras cantantes, como Carlos Gardel y Edith Piaf- su calidad duradera. La emoción puede haber dado a Bessie su "título", pero es su verdadero arte -capturado primitivamente, para los niveles de hoy- lo que le permite continuar dejando su marca en las divas del soul y cantantes de cabaret, conforme caminamos el nuevo siglo.
Se sugiere que Ma Rainey fue la mentora de Bessie, la persona de quien aprendió todo lo que sabía, pero el estilo de Bessie contradice esa teoría, como lo hacen los recuerdos de la gente que la oyó cantar en esos años formativos. "Ma Rainey pudo haberle enseñado unos cuantos pasos de baile, o mostrado cómo caminar en el escenario," decía el actor de carácter Leigh Whipper, quien oyera por vez primera a Bessie en 1913, cuando él administraba el teatro "81" de Atlanta, "pero Bessie nació con esa voz y tenía su estilo propio cuando la oí por primera vez en Atlanta. Era sólo una adolescente y obviamente no sabía la artista que era. No sabía cómo vestirse, sólo cantaba con sus ropas de calle, pero era tan natural que podía destruir la presentación de cualquiera. Solamente ganaba diez dólares a la semana pero la gente arrojaba dinero en el escenario y los ayudantes recogían cerca de tres o cuatro dólares para ella después de cada actuación, especialmente cuando cantaba el `Weary Blues' -que era su gran número."
Ma Rainey, probablemente ayudó a Bessie a prepararse para la vida en las giras y pudo haberla introducido en los blues, pero hay consenso general, entre aquellos que experimentaron sus actuaciones, que Bessie tenía su propio estilo para 1913. El venerado compositor de gospels y antiguo acompañante de Ma Rainey, Thomas A. Dorsey, que vendía bebidas suaves en el teatro "81" de Atlanta cuando Bessie por vez primera se aventuró en lo suyo: "Era aproximadamente 1913 ó 1914," recordaba unos cincuenta años después, "y Bessie era ya una estrella por derecho propio, pero ella verdaderamente tuvo su comienzo allí, en el `81', y no recuerdo a Ma Rainey haber obtenido crédito por ayudarla."
Aproximadamente ocho años mayor que Bessie, Ma Rainey, una corpulenta mujer con una sonrisa extrañamente encantadora, con sus dientes de oro, fue la primera cantante femenina de blues que se conoce. "Nosotras, las mujeres, no éramos cantantes de blues en esos días", recordaba Ida Cox, una de las clásicas cantantes de blues, "Ma Rainey, por otra parte, cantaba blues no en el estilo vodevil que las mujeres más tarde adoptarían, sino en la menos pulida, terrenal manera de los juglares o trovadores de blues masculinos que por entonces rondaban por las calle del sur y por los caminos vecinales”.
El teatro "81", sirvió a Bessie como base hogareña mientras viajaba con populares troupe como la Florida Blossoms de Pete Werley y el espectáculo Silas Green, frecuentemente como muchacha del coro. Estaba en la línea del coro en uno de los espectáculos de este último, cuando Irvin C. Miller -uno de los más poderosos productores negros de la siguiente década- la vio por primera vez. "Era una cantante natural, aún entonces", recordaba en una entrevista en 1970, "pero nosotros enfatizábamos la belleza en la línea del coro y Bessie no requería mis niveles en cuanto a lo concerniente a la apariencia. Le dije al administrador que se librara de ella, lo cual hizo." Era la tez oscura de Bessie lo que perturbaba a Miller - esto contradecía su lema: "Glorificando a la Muchacha Morena."
Bessie creció para convertirse en la entretenedora negra mejor pagada de sus días, con ingresos totalizando US$ 2.000 semanales. Eso es una verdadera miseria para los niveles de hoy, pero era considerado una pequeña fortuna en los años veintes, especialmente en el submundo del negocio del espectáculo negro que Bessie abrazaba. Y aunque tenía que pagar de ese dinero los salarios de las presentaciones y otros gastos, la cantidad que podía reclamar como ingreso personal era asombrosa para una mujer que creció en la pobreza más miserable.
Conforme crecía su reputación en el circuito sureño, Bessie empezó a moverse hacia el norte. Era una empresaria veterana de pequeñas compañías para 1921, cuando tomó residencia en Filadelfia. Aproximadamente en ese tiempo, una actuación de tres minutos envió una fuerte señal a la industria disquera que empezaba a crecer rápidamente: La grabación de 1920 de "Crazy Blues" de Mamie Smith. La señorita Smith era una cantante popular negra de Cincinnati que tenía una dulce, pero más bien ordinaria, voz y una tez que Irvin C. Miller hubiera aprobado. Había grabado dos caras previamente, pero "Crazy Blues" era diferente: era la primera grabación hecha por una cantante negra que registró grandes ventas y era un tema de blues vocal. Todo esto se agregó a un nuevo mercado, de manera que las compañías disqueras, grandes y pequeñas, formaron las así llamadas divisiones de *"race-record" y empezaron a pelearse por firmar contratos con damas cantantes de blues.
Lo que consiguieron, en su mayoría, fue más cantantes pop como Mamie Smith, pero ahora el acompañamiento se había vuelto emocionante, y así -con músicos como Louis Armstrong, King Oliver, James P. Johnson y Johnny Dodds, proveyendo los fondos musicales- aún la mas aburrida de las cantantes tenía grabaciones interesantes.
Desde que ninguna grabación anterior ha llegado a aparecer, hay todas las razones para creer que la sesión de Columbia del 16 de febrero de 1923 de Bessie, fue la primera y uno debe imaginarse por qué alguien no la llevó volando más pronto a un estudio de grabación; después de todo, "Crazy Blues" tenía dos años de antigüedad para ese entonces.
Las grabaciones Columbia son asunto completamente diferente, pero exactamente cómo Bessie llegó al sello es desconocido, por cierto -varias personas han asumido el crédito por el "descubrimiento" y varias historias de cómo sucedió han circulado durante décadas. La versión más publicitada la origina Frank Walker, el productor de Bessie, quien en 1923 estaba designado como la cabeza de la división de race records de Columbia. Walker dijo que él había oído actuar a Bessie en un pequeño garito en Selma, Alabama alrededor de 1917 y que envió por ella. "No creo que pudieran haber sido más de cincuenta personas en el norte, las que habían oído acerca Bessie Smith, cuando envié a Clarence Williams al bajo sur para conseguirla", manifestó. "Le comuniqué a Clarence sobre la muchacha Smith y dije, `Esto es lo que tienes que hacer. Anda allí, encuéntrala y tráela aquí de regreso'. "Dos semanas antes, Williams había, en efecto, traído a Bessie a una audición para Okeh Records en Nueva York, donde ella cortó un lado de prueba, pero -después de interrumpir una toma con un ‘alto, tengo que escupir’- fue rechazada por ser demasiado inculta." La verdad es que Frank Walker conocía bastante bien que Bessie vivía en Filadelfia. "Cuando Mr. Walker llegó a Columbia, me pidió que consiguiera a esa Bessie Smith de la que yo había estado hablando," contó Williams a un entrevistador. "Le dije que los otros habían dicho que su voz era demasiado tosca. `Tú sólo tráela aquí, me dijo, tráela aquí de regreso'" Por cierto, Bessie también había realizado una prueba de audición para Thomas Edison, él que simplemente ingresó una "NG" (desaprobada) junto a su nombre en el diario del estudio.
El 15 de febrero de 1923, Clarence Williams llevó a Bessie Smith al estudio Columbia donde la acompañó al piano en una ejecución de dos temas, ninguno de los cuales fue considerado de calidad publicable. Ninguna matriz sobrevive, de manera que no sabemos si esos lados fueron rechazados por razones técnicas o artísticas. Walker la describió en ese día: "Aparentaba 17 años -alta, gorda y muerta de de miedo- ¡casi espantada!" Otros recuerdan que Bessie era todavía bastante delgada en 1923 y las fotografías corroboran esto. Si ella estaba "muerta de miedo", claramente dominó sus temores al siguiente día, cuando nuevamente encaró la pesada bocina de grabación y cantó tres temas, incluyendo la pareja que comprendería su primera emisión: "Gulf Coast Blues" y "Down Hearted Blues."
La grabación debut fue un aplastante suceso, debido grandemente a la absorbente entrega de "Down Hearted Blues", un tema con cuyo mensaje muchos de sus oyentes podían identificarse. Acompañada por Williams -cuya ejecución parece restringida a las notas en la hoja de música- Bessie está en excelente forma, entregando la historia de la desgracia con una mezcla maestra de patetismo y desafío. "No creo que nada que tenga que ver con el canto podría volver a esa mujer nerviosa o muerta de miedo," dijo Ruby Smith cuando oyó la descripción de Walker sobre Bessie. "En efecto, se necesitaría que estuviera muy enferma para hacer que Bessie se muriera de miedo y cantar era una de las cosas que ella sabía que nadie podía vencerla."
Walker no esperó a ver cuán bien la primera emisión quedaría. Firmó con Bessie un contrato de un año, estableciendo un mínimo de 12 lados "útiles" y la tuvo de regreso en el estudio por cuatro sesiones en abril. Fueron grabadas ocho selecciones, incluyendo "Baby Won't You Please Come Home?" -que no es un blues, pero que se convirtió en parte del repertorio tradicional del jazz- y la gloriosamente animosa "'Tain't Nobody's Bizness If I Do". Clarence Williams asumió el crédito de ambas composiciones, pero era conocido que él reclamaba como de su propiedad más de lo que realmente escribía.
"Gulf Coast Blues", era considerado el lado B de "Down Hearted Blues". Por supuesto, no se puede vender el lado de un disco sin el otro y la pareja iba extremadamente bien, cerca de 800,000 copias se vendieron en los primeros seis meses de su emisión.
Años mas tarde, Walker indicaba que "Down Hearted Blues" era el lado vendedor, atribuyendo su éxito a una línea de la letra: "...había una línea en el blues que lo hacía. Fue la primera vez que fue usada e hizo de tal disco un éxito. Ella era `got the world in a jug, got the stopper in my hand' (tengo el mundo en una botija, tengo la tapa en mis manos)
*Race records –Grabaciones exclusivas para el mercado de los negros.
Carlos Alberto 18/06/2007
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