Algunos puristas sostienen que el jazz no es cantado, pero esta práctica formó parte importante de este estilo de música sobre todo en la Era del Swing y de las Grandes Bandas (que no es lo mismo).
Antes de esto, en el desarrollo del jazz, fue Louis Armstrong quien desplegó el estilo que seguiría el canto en el jazz, privilegiando la aplicación de la improvisación y el fraseo que empleaba con su trompeta.
Según afirma Joe Goldberg en un artículo, Louis fue el primer gran solista de jazz, el hombre que movió la música de la improvisación colectiva, trasladándola a la vitrina del talento individual
A lo largo del camino, expandió su repertorio para incluir canciones populares del día. Empezó cantando en discos en 1924. De acuerdo a algunas fuentes, I Can't Give You Anything But Love es la canción que primero lo convenció que podía tener la misma libertad como vocalista como la que disfrutaba cuando tocaba la trompeta. El resultado fue una segunda carrera que casi opaca la primera. (Felizmente eso nunca sucedió completamente, como sucediera con Nat Cole, cuya espléndida ejecución del piano prácticamente cesó de oírse tan pronto se volvió vocalista popular). La influencia de Louis como cantante ‑y la mutua influencia que compartió con Bing Crosby que estaba, al mismo tiempo que Louis ejercía la magia de su trompeta, cambiando el canto popular de un estilo declamatorio a otro conversacional‑ era en cada fragmento tan permeable como su trabajo en trompeta.
Cuán lejos penetró en la música moderna puede ser juzgado por el hecho que la magnifica cadenza que abre West End Blues puede oírse citada, nota por nota, con momentáneos cambios rítmicos, en más de un solo grabado por Charlie Parker.
¿Cuál era ese estilo que hacía que la gente creyera en Louis?
Era de voz ruda, áspera, conversacional, exuberante. Inventó el scat en el camino porque Louis estaba a veces más interesado en lo rítmico que en la lógica verbal y también porque, como a veces dice en sus grabaciones, ocasionalmente olvidaba la letra.
El scat fue desarrollado a su máximo exponente por Ella Fitzgerald, y por la cantante blanca Anita O’Day. Esta última, junto con Roy Eldridge, quien también cantaba y tocaba la trompeta al igual que Louis Armstrong, hicieron notable en su época a la banda de Gene Krupa con una amplia variedad de temas.
Muchos desconocen que desde del siglo XIX en adelante, hasta 1920, el público espectaba solamente a los cantantes masculinos. Con el advenimiento del vodevil, más y más mujeres tomaron el escenario como vocalistas, aunque generalmente no eran grabadas. Sin embargo, aún en los treintas y los cuarentas, los cantantes masculinos pueden haber sido dominantes. No obstante, muchas bandas escogieron tenerlos tanto masculinos como femeninas y esto se convirtió en la norma.
Como es de conocimiento, en los treintas y cuarentas, los cantantes eran frecuentemente considerados al nivel de los comediantes; esto en razón de que no eran las estrellas, solamente un adjunto a la atracción principal, la banda. Y las orquestas eran todas “Bandas para Baile”. El vocalista se sentaba en una silla que estaba afuera, a un lado de la orquesta. En unos pocos temas en cada función, a mitad de camino del tema, uno de los cantantes se paraba, se acercaba al micrófono, cantaba un estribillo y regresaba a sentarse.
A comienzos de los cuarentas, cuando
Casi todo el resurgimiento de la banda de Basie a mediados de los cincuentas, se debió a la labor de su magnífico cantante Joe Williams, especialmente con su tema Every day I have the blues. Williams fue un digno heredero de la tradición del shouter Jimmy Rushing, otro maravilloso cantante de banda.
Una especial palabra de aprecio le sería dado al coraje de las cantantes “muchachas” de esos tiempos. Fue práctica común en ese entonces que una banda se hiciera conocida vía alguna –usualmente remota- transmisión de radio. Una vez que habían logrado un poco de fama, su agencia inmediatamente contrataría a la banda para una gira por salones de baile, teatros, universidades, hoteles y otros. En consecuencia, la única mujer en el grupo de –digamos 17 hombres- estaría viajando también. Si alguno de los músicos fuese un maniático sexual, la muchacha hubiese tenido que hacer mucho para defenderse. Si el líder era el maniático, eso le haría la vida muy difícil por cierto. Las damas ciertamente guardaban una palabra de aprecio por estar junto a algún tipo “divertido”, que debe haber tenido un sitio en esas giras de las bandas. (Aunque, casi frecuentemente, las “muchachas” cantantes eran acompañadas por sus madres que actuaban como chaperonas).
Carlos Alberto 15/03/09