sábado, junio 14, 2008

El Clarinete en el Jazz - Parte XI



Artie Shaw

“Fui un niño judío de clase media baja, en una comunidad predominantemente católica, de manera que crecí completamente distorsionado por este asunto de ‘los judíos mataron a Cristo’. Mi niñez me obligó a cierta cuota de humildad dentro de mí porque no era nada. Era un don nadie de ninguna parte y tuve que abrirme paso entre la gente para conseguir un lugar. La gente que me conocía dijo entonces, ‘Muchacho, seguramente tú sabías dónde estabas yendo’, -pero no lo sabía en absoluto. Confundieron la desesperación con la autoconfianza. De la única cosa de la que estaba seguro era de que no me estaba quedando donde comencé.”

Artie Shaw

Nacido en Manhattan en 1910, Shaw fue criado en New Haven, Connecticut, desde donde ansiaba escapar. Se retiró de la escuela cuando tenía 14 años y aprendió a tocar por sí mismo el saxofón, a leer y arreglar música. A la edad de 15, había también dominado el clarinete y estaba en el camino con la banda de Johnny Cavallaro. Diez años después, Shaw estaba al frente de su propia banda, y en los próximos 18 años formó y desmanteló ocho más. Su primer retiro sucedió en 1934, cuando decidió dedicarse a su perfeccionamiento literario. Se mudó a Pennsylvania donde compró una casa para dedicarse a su nuevo propósito. Regresaría a la música unos meses más tarde.

Shaw regresó a New York en 1934, y dos años más tarde, formó su primera banda en ocasión de un concierto en el teatro Imperial de Broadway. La banda tenía una formación bastante inusual que consistía en un cuarteto de cuerdas, tres instrumentos rítmicos y Shaw en el clarinete. La pieza que compuso para la velada titulada Interludio en Si Bemol causó una gran sensación.
Shaw alcanzó la preeminencia durante la era de las grandes bandas, (La grabación de Begin the Beguine, arreglo de Jerry Gray, vendió más de un millón de copias y por primera vez la banda obtuvo una ganancia significativa. "De la noche a la mañana pasamos de perder US$ 500 por semana a ganar US$ 30,000 por semana, neto" dijo Shaw en una entrevista a Newsweek en 1999).

Pero el estilo nunca se le adaptó verdaderamente. Y mientras que la música de “duraznos con crema” de Benny Goodman es infaliblemente educada, la de Shaw es tensa, indómita, dirigiéndose al futuro.

Sus logros técnicos como clarinetista provenían de su formación como saxofonista alto. El comentarista Dick Sudhalter en Lost Chords (Los Acordes Perdidos), ha señalado cierto sabor judío. Y Shaw se auto entrenaba para mantener su tono totalmente lleno en los registros más altos del clarinete donde los tonos de otros ejecutantes se adelgazaban o se volvían chillones.

Lo que colocaba aparte a Shaw de las otras bandas de swing y de los otros líderes de banda, era que tenía un tono estupendo, y técnica y estilo como clarinetista. Aunque no era tan jazzístico ni tan intenso o picante como Goodman, Shaw tenía un gran estilo, balance musical, y un tono completamente desarrollado; un animado espíritu de swing: escuchen especialmente por la distintiva llenura y coherencia de sus secciones de saxofones; un compromiso para ensanchar la extensión de la orquestación de una gran banda a través de excelente escritura y arreglos.

Pero Shaw, sin embargo, odiaba el negocio de la música, y en 1939 se retiró y fue a Méjico. Regresó a los Estados Unidos al año siguiente, sintiéndose siempre ambivalente en su carrera. Luego, en 1954, se retiró para siempre para dedicarse a escribir. Un ávido lector y escritor, Shaw ganó un concurso de literatura a la edad de 17 que lo llevó a Los Angeles en 1928, su primer libro, The Trouble with Cindirella, fue publicado en 1952 y todavía se mantiene en impresión, como lo son otras dos obras de ficción.

Un aspecto siempre muy comentado fue su relación musical con la cantante Billie Holiday, en la época en que nadie se atrevía a contratar un negro en una banda de blancos de primer nivel. Shaw contó este episodio en una entrevista:

“Como sucede con todas esos asuntos (la solución a la segregación) requiere largo tiempo, pero las cosas han mejorado hasta el punto que los negros pueden ahora entrar en hoteles. Me acuerdo yendo al hotel Fairmont, en San Francisco para oír a Joe Williams. Había una cola de gente esperando a entrar, pero Joe sabía que yo estaba llegando, de manera que se presentó en el pasadizo, me sacó el abrigo y dijo, ‘Es el momento de la gente de color’. Respondí, ‘Grandioso’. Sólo unos pocos años antes, Joe habría tenido que llegar a través de la puerta posterior. Recuerdo la última vez que toqué en Las Vegas. Les dije a los muchachos negros en la banda, ‘Vamos a Las Vegas, y ustedes van hacer un montón de dinero, pero no les será permitido sentarse en el salón. ¿Qué quieren hacer?’ Ellos respondieron, ‘Vamos’. De manera que conseguimos un trailer para llevarlos a todos. Cab Calloway tenía eso también. Estaba en la marquesina de un gran hotel y tenía que ir en camión, entre presentaciones”.

“Conocía a Billie desde mis años por los alrededores de Harlem, cuando aprendía mi propio negocio, cuando me presentaba con Willie “The Lion” Smith y muchachos como esos y me presentaba con todas las bandas. Chick Webb y todos esos tipos eran mis amigos, y Billie era una muchacha de los alrededores que cantaba. Le dije una vez, ‘Alguno de estos días voy a tener una banda y tu vas a cantar en ella.’ Ella Contestó, ´Sí, estaré allí ese día’”.

“Entonces llegó el tiempo cuando tuve una banda, y habían atravesado montones de cantantes y no podía encontrar a alguien que empatizara con la orquesta. Averigüé que Billie estaba sin trabajo, de manera que una noche manejé hasta Harlem desde Boston y le dije, ‘Vamos, vas a juntarte a mi banda.’ Ella respondió de inmediato, ‘Oh, vamos’. Y yo agregué, ‘Sí, vístete y vamos.’ Era la mitad de la noche. Ella se vistió, vino conmigo y ensayamos un par de temas. Al día siguiente Billie era parte de la banda.

“Era muy joven y saludable en ese tiempo. No estaba en ninguna cosa de esas. Oh, un poco de marihuana, aquí y allá, sabe, pero todo el mundo hacía eso. Era una muchacha muy pegada a la tierra, sabía lo que estaba haciendo. Todos los hombres en la banda sabían lo que hacían, y todos la respetaban y ella a su vez los respetaba. Era parte de la banda.”

Preguntado alguna vez sobre su pensamiento sobre Goodman, su rival de la época, comentaba:

“Benny Goodman tocaba clarinete. Yo tocaba música. Fue un excelente técnico, pero tenía un vocabulario musical limitado. Nunca comprendió que había más que una escala mayor, una menor y una reducción (una sétima, una quinta) – simplemente no podía con los acordes alterados. Trabajamos juntos por años en radio y Benny era bastante estúpido. Su hermano Freddy administró una de mis últimas bandas, y una vez le pregunté por qué era Benny como un niño. Freddy dijo, ‘Estúpido’. Le expresé, ‘¿Cómo explicas su éxito?’ En seguida contestó, ‘El clarinete era la única cosa que sabía.’ Y es cierto. Era una especie de idiota instruido –no completamente idiota, pero en ese camino. No alcanzando completamente la idiotez.”

“Les Robinson era un gran saxofonista alto en mi banda, y le enseñé a tocar el alto. El tocó con Goodman brevemente, y una vez, mientras estaba tocando, Goodman le miraba. Lester era de la clase agresiva, de manera que dijo: ‘¿Por qué me estás mirando de esa manera?’ Goodman respondió, ‘Has aprendido algunos malos hábitos de Artie Shaw’, y Lester contestó a su vez, ‘¿Sí?, Artie puede darte por el culo cuando quiera’. Goodman despidió a Les esa noche. Era tan niño – ¡Se volvía loco cuando los muchachos en su banda recibían aplausos! Alguien que fuera bastante bueno en esa banda tenía dificultades.”

Con suficiencia increíble, Shaw se las arregló para adaptarse a ocho matrimonios y divorcios dentro de su ya sobrecargada vida. Un legendario hombre de damas, Shaw tuvo aventuras con Betty Grable, Joan Crawford y Lena Horne, y estuvo casado con las actrices Lana Turner, Ava Gardner, Doris Dowling y Evelyn Keyes; con la escritora Kathleen Winsor (autora de la popular Forever Amber -Por Siempre Ambar-de los cuarentas) y con la hija de Jerome Kern, Betty. Respecto a esto afirmaba: “No tiene idea de las mujeres con las que no me casé”

Su esposa durante fines de los cincuenta, Evelyn Keyes, ha descrito los muchos intereses de Shaw: dominar el ajedrez y tallar sus propios tableros; hacer sus propias armas y municiones; volverse un crack como tirador profesional; tallar madera, pintar, patinar en hielo... y aún reparar las aplicaciones domésticas.

Siempre muy incisivo en sus apreciaciones y comentarios, Shaw decía contestando algunas interrogantes, entre otras, sobre por qué dejó la fama en 1954:

“Es como tener una brazo gangrenoso. La única cosa que puede hacer es amputarlo. Obviamente va a perder el brazo, pero si no lo corta morirá.”

Otros:

“Nunca pude comprender por qué la gente quería bailar con mi música. La hice suficientemente buena como para escucharla.”

“Hice todo lo que se puede hacer con un clarinete. Algo más hubiera sido menos.”

Su lema: “Bastante bueno no es suficientemente bueno” resumía su personalidad y actitud mental a veces ruda.

En 1994, La colección de manuscritos y biblioteca de la banda de Artie Shaw fue donada a la universidad de Arizona. En el 2004 fue nominado a la los Premios Grammy, por los logros de toda la vida. Shaw murió de causas naturales ese mismo año a la edad de 94.

Su servicio fúnebre fue excelente, lleno de graciosas historias, “artieismos”, y por supuesto, música. El féretro estaba flanqueado por una antigua foto de Artie al comienzo de su carrera y otra más reciente de Artie en su biblioteca, mirando, ya fuera pensativamente o sorprendido. Ambas fotos estaban incluidas en el programa. Estaba también la recompensa otorgada a Artie por la *NEA, y una carta enmarcada con felicitaciones del presidente Bush fechada el 30 de noviembre de 2004.

Hubo una sucesión de oradores en el servicio, que fue conducido por Larry Rosen, el secretario de toda la vida de Artie. Mientras presentaba a cada orador, teníamos la impresión de un hombre que no era infeliz o melancólico, sino un hombre del renacimiento, un verdadero genio y un perfeccionista que no esperaba otra cosa, que lo mismo, de la gente que conocía.

El Diario Médico Británico, en un esfuerzo por descubrir el secreto de su exitoso envejecimiento, le pidió a Artie Shaw que escribiera un breve mensaje sobre la vida:

"Creo que puede ser resumida de esta manera: Trata de dejar las cosas un poco mejor de como las encontraste. Noten las palabras 'un poco mejor' -cualquiera que pretenda hacer diferencias mayores corre el riesgo de convertirse en un Hitler, un Stalin, un Milosovic. Como William Blake lo dijera 200 años atrás, si deseas hacer algo bueno, asegúrate de hacerlo en pequeñas partículas"


*National Endowment for the Arts (Donación Nacional para las Artes)


Carlos Alberto 14/06/2008

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